En este 3 de junio se celebra el Día Mundial de la Bicicleta. Con este motivo, el Centro Latinoamericano de Estudios Coubertinianos, en colaboración con el Comité Brasileño Pierre de Coubertin, ha rescatado uno de los muchos escritos del creador de los Juegos Olímpicos de la Era Moderna sobre este tema.
En su reflexión, Coubertin destaca la importancia no solo del desarrollo físico, sino también de la construcción de un mundo más inclusivo, sostenible y saludable:
LE CYCLISME AUX JEUX OLYMPIQUES
Una de las cuestiones que se planteará esta primavera ante el Comité Olímpico Internacional se refiere a la posible exclusión del ciclismo de los próximos Juegos Olímpicos. Esta exclusión ha sido solicitada por varios sectores y cuenta, dentro del propio Comité, con defensores entusiastas. Excluir un deporte de un programa que pretende abarcar a todos ellos es algo grave: equivale a afirmar que tal actividad no es realmente un deporte o que, al menos, ha dejado de serlo. Este es precisamente el argumento de quienes se oponen al ciclismo, y no nos parece enteramente justificable.
Es innegable, sin embargo, que las carreras de bicicleta, tal como hoy se entienden en los velódromos y son organizadas por la mayoría de las federaciones, ya no deberían figurar en un Programa Olímpico. Han perdido por completo su valor deportivo. Los competidores se han convertido en máquinas cuyo único propósito es hacer que los apostadores ganen o pierdan dinero. Giran interminablemente en círculos, sin que nada arriesgado o individual, nada intencional o reflexionado, se manifieste en sus acciones o a su alrededor. Un espectáculo así es estúpido y feo. Incluso se le ha calificado de embriagador o adormecedor, epíteto que, hay que reconocerlo, no está lejos de ser merecido.
Pero, ¿de quién es la culpa? ¿De la bicicleta, ese magnífico instrumento de locomoción deportiva, o más bien de los hombres que hacen un uso equivocado de ella? Y si se utiliza mal, ¿no habría una forma más adecuada de emplear este medio? Sí: la forma de antaño, de los comienzos, cuando el ciclista era un explorador de caminos, se enorgullecía de recorrer cualquier terreno, no se dejaba intimidar por obstáculo alguno y completaba el recorrido habiendo gastado, además de su energía y resistencia muscular, varias y nobles cualidades de iniciativa, destreza y reflexión. Cabe señalar que las carreras en carretera ya no están permitidas en muchos países. Pero, en primer lugar, mantener tal prohibición dependería, sin duda, de la forma en que dichas pruebas fueran concebidas y organizadas.
Además, ¿quién no ha presenciado el surgimiento, en las competiciones ecuestres, de los llamados "recorridos de caza", que contienen el germen de una evolución deportiva considerable y beneficiosa? El principio puede tener muchas aplicaciones, y nada impide que el ciclismo se inspire en él. El polo se juega a caballo, pero también se juega en bicicleta, y en esta segunda forma es un juego muy bello y sumamente emocionante.
En todo caso, es necesario intentar algo para que el ciclismo recupere su dignidad olímpica. Los entusiastas de los velódromos están haciendo un trabajo tan eficaz que, una vez excluido el ciclismo del Programa Olímpico, podría, algún día, dejar de ser un deporte por completo. La cuestión es saber si ya se ha superado esa última etapa; por nuestra parte, no creemos que sea así.
COUBERTIN, Pierre de. Le cyclisme aux Jeux Olympiques. [El ciclismo y los Juegos Olímpicos.] In: Revue Olympique, 9ª année, marzo de 1909, pp. 35-36.
Al revisitar “Le cyclisme aux Jeux Olympiques” y relacionarlo con la Resolución de la ONU que oficializa esta fecha, reafirmamos que el verdadero Espíritu Olímpico se fundamenta en los Valores Olímpicos de Respeto, Amistad y Excelencia:
- Respeto surge cuando reconocemos la bicicleta como un instrumento de dignidad humana y ambiental;
- Amistad florece en los eventos deportivos que, ya sea en el París de Coubertin o en cualquier otra ciudad, reúnen a distintas generaciones en torno a una causa común;
- Excelencia se revela en el esfuerzo de cada ciclista, desde los pioneros de los caminos de tierra hasta los defensores de las ciclovías urbanas.
Así, al pedalear entre el pasado y el presente, mantenemos vivo el legado de Coubertin y avanzamos hacia un futuro más sostenible, inclusivo y pleno de Espíritu Olímpico.