El 23 de junio de 1894, el anfiteatro de la Sorbona, en París, se convirtió en el escenario de una revolución pacífica: bajo la mirada de un público atento, Pierre de Coubertin presentó su audaz propuesta de revivir los antiguos Juegos Olímpicos. Con ello, no solo resucitó una tradición milenaria, sino que también sentó las bases de un movimiento que trascendería continentes, ideologías y generaciones, forjando lazos de amistad, respeto y excelencia entre los pueblos.
Hoy, al conmemorar 131 años desde aquel histórico sábado de finales de junio, revisitamos la fuerza de un ideal que va más allá de la mera competencia; un legado que se renueva en cada edición de los Juegos, reafirmando el poder del deporte como instrumento de educación, unión y transformación social.
1 día: 23 de junIo de 1894
3 hechos: Congreso – COI – Atenas
1 reflexión: el Movimiento Olímpico en 2025
DÍA 23 DE JUNIO DE 1894
Pierre de Coubertin fue la fuerza motriz detrás de la creación de los Juegos Olímpicos modernos, un proyecto que culminó el 23 de junio de 1894.
HECHO 1: CONGRESO
El Congreso de París de 1894 fue la obra maestra estratégica de Pierre de Coubertin. Se trató de un evento meticulosamente orquestado, en el que demostró una notable habilidad para la diplomacia, el marketing y la política, transformando su visión individual en una realidad institucional. Su capacidad para definir la agenda, crear una atmósfera de inevitabilidad histórica y garantizar un resultado unánime fue fundamental para el nacimiento del Movimiento Olímpico.
La evolución del nombre del evento revela su táctica cuidadosamente planificada. La invitación original, enviada en su calidad de secretario general de la Union des Sociétés Françaises de Sports Athlétiques (USFSA), llevaba por título “Reflexiones sobre y Propagación de los Principios del Amateurismo”. La agenda de diez puntos que elaboró dedicaba los primeros siete al amateurismo, reservando solo los tres últimos para abordar la posibilidad de restablecer los Juegos Olímpicos. Sin embargo, a medida que se acercaba la fecha, el nombre se transformó en “Congreso Atlético Internacional”, y finalmente, cuando los delegados llegaron a París, el programa oficial declaraba audazmente: “Congreso Internacional para el Restablecimiento de los Juegos Olímpicos”. Esta transición gradual demuestra una maniobra calculada para garantizar que su verdadero objetivo se convirtiera en el eje central, pero solo después de haber asegurado la presencia de los principales actores internacionales.
El éxito del congreso se debió tanto a su capacidad de gestión de eventos y construcción de marca cultural como a su persuasión ideológica. Coubertin eligió el prestigioso Gran Anfiteatro de la Sorbona como sede, confiriendo inmediatamente al evento una aura de legitimidad académica y de importancia nacional. El congreso reunió a federaciones deportivas de entre nueve y doce naciones, incluyendo potencias como el Reino Unido y los Estados Unidos. Además de los delegados con derecho a voto, hubo 50 miembros honorarios, entre ellos personalidades de gran prestigio, incluyendo a seis futuros ganadores del Premio Nobel de la Paz.
El 23 de junio de 1894 fue el día en que la visión de Coubertin se materializó en una estructura institucional. Ese día marcó la transición de un sueño individual a una realidad colectiva e internacional. La resolución para revivir los Juegos Olímpicos fue adoptada por unanimidad por los delegados presentes. Fue la culminación del sueño de Coubertin, el momento en que su persistencia de años finalmente dio frutos.
HECHO 2: COI
La decisión de revivir los Juegos habría sido vacía sin una organización que la ejecutara. Inmediatamente después de la votación unánime, y en el mismo día 23 de junio de 1894, se fundó el Comité Olímpico Internacional (COI). Este nuevo organismo fue concebido como una organización internacional, no gubernamental e independiente, encargada de ser el custodio de los Juegos y el líder del Movimiento Olímpico.
Su estructura inicial consistía en 13 miembros fundadores, seleccionados a partir de una lista presentada por Coubertin y aprobada por el congreso. La dirección del COI fue cuidadosamente estructurada. El delegado griego, Demetrios Vikelas, fue elegido como el primer presidente del COI, mientras que Coubertin asumió el cargo de Secretario General.
La elección de Vikelas para la presidencia fue una jugada diplomática magistral por parte de Coubertin. Así estableció el principio de que la presidencia del COI debía recaer en el país anfitrión de los próximos Juegos. Al nombrar a un griego como presidente honorario, Coubertin no solo rindió homenaje al legado antiguo de Grecia, sino que también aseguró el apoyo griego y legitimó la decisión de celebrar los primeros Juegos en Atenas. Al mismo tiempo, al ocupar el cargo de Secretario General, mantuvo el control administrativo e ideológico del movimiento, posicionándose estratégicamente para asumir la presidencia tras los Juegos de Atenas, lo cual ocurrió en 1896.
HECHO 3: ATENAS
Además de la resolución principal y de la creación del COI, el Congreso de 1894 estableció un plan concreto para el futuro. Las decisiones tomadas en aquel día formaron la arquitectura fundamental de los Juegos Olímpicos modernos.
La decisión más inmediata fue la asignación de las dos primeras ediciones de los Juegos. Reconociendo la importancia simbólica de Grecia, los delegados otorgaron los primeros Juegos de la era moderna a Atenas, a celebrarse en 1896. Para honrar el papel de Coubertin y de Francia en su resurrección, se asignaron los segundos Juegos a su ciudad natal, París, para el año 1900. Esta decisión estableció dos principios fundamentales que distinguen a los Juegos modernos de sus predecesores: el ciclo cuatrienal (la Olimpiada) y el principio de rotación entre diferentes ciudades anfitrionas, garantizando el carácter internacional del evento y contrarrestando las propuestas griegas de acoger permanentemente los Juegos.
REFLEXIÓN: EL MOVIMIENTO OLÍMPICO EN 2025
El 23 de junio de 2025 se cumplen 131 años desde aquel momento fundacional en el que Pierre de Coubertin presentó su visión de rescatar los Juegos Olímpicos en la Sorbona, transformando un proyecto personal en una fuerza internacional capaz de unir pueblos y culturas. Hoy, el Movimiento Olímpico en 2025 reafirma ese legado movilizando a más de 200 comités nacionales, manteniendo vivo el espíritu de fraternidad global idealizado por Coubertin.
En cada edición, nuevas disciplinas –como el skateboarding y el surf– dialogan con los ideales clásicos, mientras que iniciativas de sostenibilidad y legado urbano demuestran el compromiso contemporáneo con la responsabilidad social y ambiental. Al mismo tiempo, la transformación digital ha ampliado el alcance de los Juegos, permitiendo que audiencias globales participen activamente a través de plataformas interactivas.
Así, 131 años después del 23 de junio de 1894, el Movimiento Olímpico de 2025 sigue construyendo puentes entre tradición e innovación, manteniendo viva la premisa original de que el deporte, por encima de todo, es una herramienta de educación, paz y entendimiento entre los pueblos.